La banda ancha en España se ofrece en más del 75% de los casos empaquetada con otros productos y servicios. La fuerte competencia entre proveedores de ADSL posibilita promociones y ofertas de mayores velocidades de conexión a precios más reducidos, por lo que aumenta la migración entre operadoras.
La totalidad de los proveedores de servicios de banda ancha que operan en España ofrecen mejores condiciones en sus servicios empaquetados en comparación con la contratación de los diferentes productos de manera independiente. En la confección de estos paquetes intervienen una serie de variables que hace difícil ofrecer una comparativa entre operadores. Especialmente complejos son los paquetes de ADSL que incluyen televisión, debido a la gran divesidad de canales y contenidos premium ofertados.
En el sector residencial, la opción más contratada es la combinación de banda ancha y voz, que llega a representar un 75,5% de los paquetes contratados en nuestro país.
Por otro lado, el mercado de la banda ancha en España viene caracterizándose en los últimos años por un aumento de la velocidad ofertada unida a una reducción de los precios de contratación, mayormente mediante el lanzamiento de promociones y ofertas. Si tras la liberalización del sector estas campañas más agresivas eran propias de los nuevos operadores alternativos, la compañía tradicional no se ha quedado atrás en esta estrategia, y hoy en día tanto Telefónica Movistar como el resto de las operadoras ofrecen mejores productos con mayores descuentos.
Esta amplia gama de ofertas de ADSL y promociones ha provocado que, tal como ocurre con la telefonía fija, los cambios de proveedor de Internet no hayan dejado de aumentar desde el anio 2007. Según el último informe de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, en el pasado año el 30,30% de un total de 1470 hogares estudiados cambió de operador. De esa cifra, un 6,5% declaró más de un cambio a lo largo de ese período.
Según los encuestados, las principlaes razones de la portabilidad fueron, en primer lugar el deseo de ahorrar en la factura y, en segundo, la insatisfacción con el servicio prestado por el operador que se tenía contratado.